Esta noche es perfecta para observar la belleza. Es idónea para sentir la grandeza del cielo y sus infinitas estrellas observándome llorar en silencio, sumida en la más absoluta oscuridad. Los árboles me susurran mensajes extraños, y yo me pregunto cuando seré capaz de comprender sus designios sagrados. Es una pena que las estrellas ya no puedan observar mi tristeza: nubes de gris humo obstruyen la vista que esta noche me rodea, y el último rayo de sombría Luna llega a mi corazón, fundiendo su belleza con mis pensamientos. Y de pronto me doy cuenta de que estoy sola.
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